EL INSTANTE
Su abuela le había contado cómo sería la humanidad.
Era una tarde ardiente y estaban sentadas en la copa de un árbol frondoso mientras un hombre y una mujer desnudos resplandecían de amor y comían una manzana.
A partir de hoy -dijo su abuela que tenía poderes sobrenaturales - nada será igual.
Y desapareció en un suspiro.
La tierra se abrió cuando el hombre y la mujer se amaron.
Sólo entonces la niña comprendió la intensidad del instante.
Silvia Braun
LA PUERTA
La habitación era perfecta.
El hombre miraba el horizonte y escuchaba a Mälher.
La mujer tenía los ojos cerrados y guardaba un obstinado silencio.
La noche entró como un gato sombrío en el momento exacto en que ella pensó si él la estaría mirando o si podría escuchar lo que en su silencio le decía.
Sólo oyó el ruido de la puerta al cerrarse.
Silvia Braun
Su abuela le había contado cómo sería la humanidad.
Era una tarde ardiente y estaban sentadas en la copa de un árbol frondoso mientras un hombre y una mujer desnudos resplandecían de amor y comían una manzana.
A partir de hoy -dijo su abuela que tenía poderes sobrenaturales - nada será igual.
Y desapareció en un suspiro.
La tierra se abrió cuando el hombre y la mujer se amaron.
Sólo entonces la niña comprendió la intensidad del instante.
Silvia Braun
LA PUERTA
La habitación era perfecta.
El hombre miraba el horizonte y escuchaba a Mälher.
La mujer tenía los ojos cerrados y guardaba un obstinado silencio.
La noche entró como un gato sombrío en el momento exacto en que ella pensó si él la estaría mirando o si podría escuchar lo que en su silencio le decía.
Sólo oyó el ruido de la puerta al cerrarse.
Silvia Braun
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